sábado, 19 de noviembre de 2011

SinTítulo

Me rehusé a botarlo todo, corté la imagen que más amaba en pedazos y la quemé poco a poco. Las cenizas caían al igual que mis lágrimas, las soplé y desapareció. Toqué el piso con la punta de los pies, luego caí tirada sobre el piso.Las cenizas estaban por doquier las abracé a mi memoria y a mi corazón, se esfumó. Honestamente puedo decir que he vuelto a ser un mortal, he vuelto a tener mis sentimientos puros y sin exagerar me siento más terriblemente alegre. Citas tengo todos los días, el sabe aconsejar como un padre y madre que nunca estuvieron. Trato de lidiar horas y horas con mi insaciable ser depresivo, alfileres y cuchillos son mis mejores amigos en estas épocas grises. Desapareció como obra de un mago mediocre y estaría bien por un tiempo hasta el que el reloj de arena diga stop. Cara y labios rojos por el resto de mi vida marcados en mi , diamantes y carteras color camel. ¡BASTA!. Intento de suplicarme perdón a mi misma y no logro verme en el espejo, he huido y estoy a punto de colapsar. Mi cuerpo, alma y mente están desconectados y mi corazón late lentamente.