miércoles, 21 de septiembre de 2011

La curiosidad mató al gato, dijo mi mamá alguna vez. No le importo si moría o vivía pero si ayer fue el último día, puedo decir que, morirá feliz. Parque miraflorino, con lagunas, árboles gigantes y sillas como para robar un beso deseado.Ella estaba tan triste y preocupada lo podía ver y también podía ver el deseo de abrazarlo y besarlo.El no dejaba de mirarla y ella tampoco, tal vez si se querían o tal vez no. La cabeza le daba vueltas..¿Quién adivinaría los pensamientos de aquella doncella?. Ella acarició su rostro con esas suaves manos y no aguantó tuvo que abrazarlo, él lloro como un niño.

El camino no tenía rumbo estaban totalmente perdidos, en todo sentido. El sostenía su mano firmemente y miraba por todos lados para que no le hagan daño, tal vez aún se sentía el dueño de ella. Sin embargo, ella sólo sonreía supuso que tan solo de verlo podría arreglar las cosas. Pero nada se puede arreglar, nada se puede solucionar, nada de nada.

Sintió exactamente lo mismo o quizás un poco más de aquel día. El corazón entraba en shock pero no pararon, siguieron, continuaron enredados. Aquel amor que sólo conocían los desconocidos era perfecto, el amor que se tenían era inigualable e incomparable.

Te agradezco por haber construido un lindo pasado en mi,pensó. El no quiso decir absolutamente nada..¡No tenía derecho a nada! Pero ella con sutileza, amabilidad y amor lo rechazó ciento de veces.

¿Podría continuar esto? Créanme que sólo ella tiene la razón.

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